Hace dos días comencé a leer “El Retrato de Dorian Gray” de Oscar Wilde, después de horas buscándolo en la biblioteca de casa, llena de polvo y libros de derecho…. Encontré algo muy parecido a este libro, el cual, gracias a la enorme cantidad de olvido y polillas era imposible abrirlo sin que caiga a pedazos... Así que caballero, caminar hasta Crisol a comprarlo…. Grata fue la sorpresa al ver que estaba a solo 15 le!!! Perfecto.
La historia comienza con un pintor (y esto hizo que el primer capítulo me lo terminara en menos de 10 minutos) que esta haciendo un retrato de, según el, el adolecente más maravilloso del mundo, cuya personalidad e imagen habían impactado desde que lo conoció. Hizo de este, el retrato más bello de su carrera, pero, se reúsa a entregarlo porque, según dice, tiene mucho de él. No por la imagen, sino que los pintores dejan mucho de ellos en cada pincelada, uno puede saber que siente un pintor en el momento que hizo un cuadro solo por lo que trasmite este, no tanto por la imagen. Como los impresionistas, dos pintores podían retratar un mismo escenario, pero al final quedaban dos cuadros completamente diferentes, cada uno resalto lo que según ellos era más importante y nunca va a ser lo mismo.
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